Monday, July 6, 2020

WARTIME FOR MARÍA



STRUCK BY HER JAPANESE TEACHER


María Cruz Siguenza was just thirteen years old when it happened in November of 1942.

She was attending school in Asan under the supervision of Kyomon Miwa, a civilian school teacher. He had been a school teacher in Japan before the war. Coming to Guam, he was assigned to Humåtak, where he had no trouble from the children.

But then he was transferred to Asan school and he had a bit of trouble with the school children there this one day.

Just to show you what "education" was during the Japanese Occupation, the school children were out in the rice paddies in Asan. They were put to work in the fields, trying to get rid of parasites attacking the rice seedlings. More than one child was unruly; giggling, horsing around, eating. Miwa kept scolding them, but they wouldn't listen. María had the misfortune of standing closer to Miwa, and she was eating a mango. He hit her head with a club and asked, "Will that make you listen?" To his surprise, he saw blood dripping from her head.

He took her to the hospital in Hagåtña. Sometime later he reported it to the Minseibu, the Japanese civil administration. He was told by the Japanese civil officials not to do it again. More time elapsed and this time Miwa was summoned by the Japanese Army Medical Corps. They wanted more information about what happened. Then a Japanese soldier came up to Miwa, very angry, and told Miwa off. The soldier struck Miwa so hard that he needed four stitches and had to go to the hospital every day for a few weeks. He was then transferred from Asan to Hagåtña.

Miwa surrendered to the Americans in January of 1945, after five months trying to elude them in the jungles of Guam. Somehow the US officials found out about María's assault and Miwa was arrested. He plead guilty, but argued that his sentence be lightened because the Japanese themselves had already punished him by beating him so hard it required medical treatment.

Miwa served a very short sentence of less than a year.

María, better known as Buntai, lived a long life, passing away at the age of 80. May she rest in peace.


VERSIÓN ESPAÑOLA
(traducida por Manuel Rodríguez)



TIEMPO DE GUERRA PARA MARÍA

María Cruz Sigüenza tenía solo trece años cuando esto sucedió en noviembre de 1942.

Ella asistía a la escuela en Asan bajo la supervisión de Kyomon Miwa, un maestro de escuela civil. Había sido maestro de escuela en Japón antes de la guerra. Al llegar a Guam, fue asignado a Umatac, donde no tuvo problemas con los niños.

Pero luego fue transferido a la escuela de Asan y tuvo algunos problemas allí con los muchachos de la escuela.

Solo para mostrarles qué era la "educación" durante la ocupación japonesa, los niños de la escuela eran enviados a los arrozales de Asan. Los pusieron a trabajar en los campos, tratando de deshacerse de los parásitos que atacaban las plántulas de arroz. Más de un niño era rebelde; riendo, cabalgando, comiendo. Miwa los regañaba, pero no escuchaban. María tuvo la desgracia de estar más cerca de Miwa, y estaba comiendo un mango. Él golpeó su cabeza con un palo y le preguntó: "¿Eso te hará escuchar?" Para su sorpresa, vio sangre goteando de su cabeza.

La llevó al hospital de Agaña. Algún tiempo después la niña lo denunció a Minseibu, la administración civil japonesa. Los funcionarios civiles japoneses le dijeron que no lo volviera a hacer. Pasó más tiempo y esta vez Miwa fue convocado por el Cuerpo Médico del Ejército Japonés. Querían más información sobre lo que había sucedido. Entonces un soldado japonés se acercó a Miwa, muy enojado, y le dijo a Miwa que se fuera. El soldado golpeó a Miwa con tanta fuerza que necesitó cuatro puntos de sutura y tuvo que ir al hospital todos los días durante unas semanas. Luego fue transferido de Asan a Agaña.

Miwa se entregó a los estadounidenses en enero de 1945, después de cinco meses tratando de eludirlos en las selvas de Guam. De alguna manera, los funcionarios estadounidenses se enteraron del asalto de María y Miwa fue arrestado. Se declaró culpable, pero argumentó que su sentencia se aligeraría porque los propios japoneses ya lo habían castigado golpeándolo con tanta fuerza que había requerido tratamiento médico.

Miwa cumplió una condena muy corta de menos de un año.

María, mejor conocida como Buntai, vivió una larga vida, falleció a la edad de 80 años. Descanse en paz.


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