Tuesday, April 27, 2021

SAVED BY THE ANGELUS?

 

Guam was so devoutly Catholic in the 1800s that a political prisoner may have been liberated from captivity partly on account of it.

In 1872, there was an uprising against the Spaniards in Cavite in the Philippines which was quickly squashed. But many were arrested, even executed, while others were banished to the Marianas. One of these was Antonio María Regidor, a Spaniard by race but born in the Philippines and a supporter of Philippine causes and eventually of Philippine independence.

The escape of Regidor and one other from imprisonment on Guam is a long, convoluted story that leaves as many questions as it does answers. But one writer thinks that the escape to a waiting ship in Apra Harbor to take them away was made easier by the ringing of the Angelus bell.

In the old days, when you heard the Angelus bell at 6AM, 12 noon and 6PM, you dropped whatever you were doing and said the Angelus. The writer's suggestion is that while guards and officials were standing attentively in prayer for the Angelus, Regidor, or the ship he was on, was quietly slipping out of Spanish hands.

Regidor, disguised as a priest, made it to the ship in the early morning hours and sailed away, finding his freedom from Spanish prison. He was eventually pardoned.

The Angelus story conflicts with official records and other evidence still housed in the Philippine National Archives about Regidor's escape. It seems Regidor and his companion escaped from their cells by 4AM, long before the Angelus. The ship he managed to get on, which was American, sailed out of Apra between 10 and 11AM, long before the noon Angelus.

So much for the Angelus explanation. But it does make for a colorful anecdote and, even if the anecdote is not true at all, it does point to a general truth of which we can be certain, that the Angelus bell did stop normal activities three times a day for a minute or two in the old days.




In Catholic Ireland, national TV plays the Angelus bell!





VERSIÓN EN ESPAÑOL
(traducida por Manuel Rodríguez)

TAL VEZ SALVADO POR EL ÁNGELUS.

Guam era un lugar tan devotamente católico en el siglo XIX que un prisionero político pudo haber escapado del cautiverio en parte gracias a eso.

En 1872, hubo un levantamiento contra los españoles en Cavite, Filipinas, que fue rápidamente sofocado. Pero muchos fueron arrestados, incluso ejecutados, mientras que otros fueron desterrados a las Marianas. Uno de ellos fue Antonio Regidor, de sangre española pero nacido en Filipinas y partidario de las causas filipinas y eventualmente de la independencia filipina.

La fuga de Antonio Regidor y otros, del encarcelamiento en Guam, es una historia larga y compleja que deja muchos interrogantes. Pero alguien escribió que la fuga a un barco que los esperaba en el puerto de Apra se hizo más sencilla gracias al sonido de la campana del Ángelus.

Antiguamente, cuando se escuchaba la campana del Ángelus a las 6 de la mañana, a las 12 del mediodía y a las 6 de la tarde, se dejaba lo que se estaba haciendo y se rezaba. La sugerencia del escritor es que mientras los guardias y oficiales estaban parados atentos en oración por el Ángelus, Antonio Regidor se escapaba en barco silenciosamente de las manos de los españoles.

Antonio Regidor, disfrazado de sacerdote, llegó al barco en las primeras horas de la mañana y zarpó, encontrando su libertad de la prisión. Finalmente fue indultado.

La historia del Ángelus entra en conflicto con los registros oficiales y otras pruebas que aún se encuentran en los Archivos Nacionales de Filipinas sobre la fuga de Antonio Regidor. Parece que Regidor y su compañero escaparon de sus celdas a las 4 de la mañana, mucho antes del Ángelus. El barco en el que logró subir, que era estadounidense, zarpó de Apra entre las 10 y las 11 de la mañana, mucho antes del mediodía del Ángelus.

Hasta aquí la explicación del Ángelus. Es una anécdota colorida e, incluso si la anécdota no es cierta, sí apunta a una verdad general de la que podemos estar seguros, que en Guam durante aquellos tiempos, la campana del Ángelus detenía las actividades normales de la gente tres veces al día durante un minuto o dos.

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