Tuesday, March 30, 2021

AMERICA'S SIBERIA?

 


Guam has been ruled mainly by two foreign powers, Spain and the United States. Both nations have used Guam as a place of exile. Just as the French had Devil's Island and the Russians had Siberia, there was also Guam.

Guam's remoteness was an asset to Spain and the US when they wanted to make trouble makers "disappear." Send them to Guam! And, in the case of Spain, send them to the Marianas!

Spanish political agitators, and Filipino criminals and revolutionaries were sent here by Spain, and the US also used Guam to house Filipino rebels such as Mabini and many more.

But, in 1919, an American senator came up with another reason to use Guam as a place of exile. Guam, he said, should be an island prison for radical American Communists wanting to overthrow the government.


THE 1917 RUSSIAN REVOLUTION



In 1917, the Bolshevik faction of Russian Communists took over the Russian government through force of arms. The Soviet Union was born. It was the first nation to be ruled by Communists.

In 1919, an American Communist party was founded and still exists today. Many Americans feared them, and the loss of democratic and religious freedom.

Although the Bill of Rights protected Americans and their right to hold  whatever political ideas they wanted, it was against the law to aim for the violent overthrow of the government and this is where the anti-Communists searched for targets.



But, besides putting these Communists in jail, exile was also an option. Exile got trouble makers out of the way, so they could make less trouble.

Senator Duncan Fletcher, a Democrat from Florida, introduced a bill in the US Senate to make Guam a place of exile for American Communist radicals.

Guam was far away and the entire island was ruled by a Naval commander. The island was tropical, with no concern for winter heating, and mother nature gave up her gifts of fish and fruits without effort. After a month of good behavior, a Communist prisoner may even be allowed to roam the island freely, and still cause no harm to the United States.

Some went so far as to say that, since the Communists believed they could create a perfect human society, they could first do it on Guam and, if they succeeded, then maybe others would believe them, as well.


AND THE CHAMORROS?




None of the proponents of this idea seemed to have cared at all that they didn't ask an important group of people what they thought of the idea; the people of Guam who had lived here for thousands of years.

When they even mentioned the existence of Chamorros (or Guamese, Guamians or Guamites), they said "Too bad." Someone has to pay the price for isolating the reds, let Guam be the sacrificial goat. "I have more interest in the people of the United States," said one American Senator, "than in the people of Guam."

Some would argue that sentiment is still rife in Washington, DC. For that politician just quoted, the United States was one thing, and Guam was something else.

But others, to be fair, asked, "Why pick on Guam? And the Chamorros?" The Chamorros of Guam were too nice, they said, to be troubled, corrupted or harassed by such unseemly people as Communists.

Fletcher's bill went nowhere and the Chamorros of Guam needn't be bothered by red Americans. They had enough to deal with with red, white and blue Americans.



"SEND THEM TO GUAM!"
Florida Senator Duncan O. Fletcher


VERSIÓN ESPAÑOLA
(traducida por Manuel Rodríguez)

¡ENVIADLOS A GUAM!

Guam ha sido gobernado principalmente por dos potencias, España y Estados Unidos. Ambas naciones han utilizado a Guam como lugar de exilio. Así como los franceses tenían la Isla del Diablo y los rusos tenían Siberia, España y EE.UU. tenían a Guam.

La lejanía de Guam fue una ventaja para España y Estados Unidos cuando querían hacer que los alborotadores "desaparecieran". ¡Enviadlos a Guam! gritaban los americanos. Y, en el caso de España, ¡A las Marianas con ellos!

Los agitadores políticos españoles y los criminales y revolucionarios filipinos fueron enviados aquí por España. Y Estados Unidos también usó Guam para albergar a rebeldes filipinos como Mabini y muchos más.

Pero, en 1919, a un senador estadounidense se le ocurrió otra idea para usar Guam como lugar de exilio. Guam, dijo, debería ser una prisión para los comunistas estadounidenses radicales que deseaban derrocar al gobierno democrático.

En 1917, la facción bolchevique de comunistas rusos se hizo cargo del gobierno ruso por la fuerza de las armas. Nació la Unión Soviética. Fue la primera nación gobernada por comunistas.

En 1919, se fundó un partido comunista estadounidense y todavía existe hoy. Muchos estadounidenses les temían a ellos y a la pérdida de libertad democrática y religiosa.

Aunque la Declaración de Derechos protegía a los estadounidenses y su derecho a sostener cualquier idea política, era contra la ley apuntar al derrocamiento violento del gobierno y aquí es donde los anticomunistas buscaban soluciones.

Pero, además de encarcelar a estos comunistas, el exilio también era una opción. El exilio eliminaba a los alborotadores para que no causaran problemas.

El senador Duncan Fletcher, en la foto, un demócrata de Florida, presentó un proyecto de ley en el Senado de los Estados Unidos para hacer de Guam un lugar de exilio para los radicales comunistas estadounidenses.

Guam estaba lejos y toda la isla estaba gobernada por un comandante naval. La isla era tropical, no había que preocuparse por cómo calentarse en invierno, y la madre naturaleza proporcionaba pescado y frutas en abundancia sin tener que esforzarse. Después de un mes de buen comportamiento, a un prisionero comunista se le podía permitir vagar libremente por la isla sin causar daño a los Estados Unidos.

Algunos llegaron a decir que, dado que los comunistas creían que podían crear una sociedad humana perfecta, primero podían hacerlo en Guam y, si tenían éxito, quizás otros también les seguirían.

A ninguno de los proponentes de esta idea parecía importarle en absoluto que pensaba la gente de Guam que había vivido aquí durante miles de años.

Cuando incluso mencionaron la existencia de chamorros o guameños, dijeron "Lástima". Alguien tiene que pagar el precio por aislar a los rojos, habrá que sacrificar a Guam. "Tengo más interés en la gente de los Estados Unidos", dijo un senador estadounidense, "que en la gente de Guam".

Algunos dirían que ese sentimiento todavía abunda en Washington, DC. Para ese político que acabo de citar, Estados Unidos era una cosa y Guam era otra.

Pero otros, para ser justos, preguntaron: "¿Por qué meterse con Guam? ¿Y los chamorros?" Los chamorros de Guam eran demasiado amables, decían, para ser molestados, corrompidos o acosados por personas tan indecorosas como los comunistas.

Afortunadamente, el proyecto de ley de Fletcher nunca fue aprobado.

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