Friday, April 24, 2020

MUCHÅCHA



People all over the world have employed domestic servants for as long as history records.

Under Spanish colonization, it is certain that both the civil and the church authorities in the Marianas employed both male and female domestic servants.

In fact, our Chamorro word for "altar boy," tanores, comes from the Philippines, where the tanores were servants to the priests and to government officials.

But by the 1800s, we have historical evidence that families with money employed muchåcha (females) and muchåcho (males) for all kinds of service. These two words are borrowed from Spanish and mean "girl" and "boy." The words were used for domestic servants even if they were adults, so some people found the terms demeaning.

A common retort in the old days when someone was too bossy was to shoot back at them,

"Kao muchachå-mo yo'?"
("Am I your maid?")

The muchåcha usually followed the woman of the house, and did the washing, ironing, sewing, house cleaning, baby sitting. Often a paid kosinera (cook) prepared the meals, but a muchåcha might also do some of that, too. The job description was agreed upon by åmo/åma (master or mistress) and muchåcho/muchåcha before hand.

A muchåcho usually followed the man of the house, and often to his ranch, and did more manual work, such as on the farm. Around the home, he would do repairs or the heavy lifting in domestic chores. Often the muchåcho's job that day was simply to accompany his åmo around, holding his hat, opening doors and so on.

Salaries were agreed by both parties and could be reduced if the servant lived in the master's home, eating from the master's table.

Becoming a Låhe or Håga

On occasion, a muchåcha or muchåcho would somehow bond more closely with husband, wife, both or the family in general. If some kind of personal bond developed and the relationship went on for some time, the servant might be called lahi-ho or hagå-ho ("my son" or "my daughter") by the man or woman and then they would know they had risen higher than domestic servant. Sometimes these relationships endured till death.

No Shortage of Hands

There was never a shortage of personnel. There were always young people from poor or large families (of a dozen children, for example) always looking for ways to earn money with no skills to offer other than domestic or farm labor.

Servants were sometimes recruited by Hagåtña families from the southern villages.

Pineksai versus Muchåcha

It sometimes happened that a child was reared by another family. Sometimes there was some blood ties, sometimes no blood ties at all.

The child was the pineksai, raised (poksai) by this new family.

Often, as the child grew older, he or she was given domestic responsibilities. Consolación Taitano Santos, for example, was brought up in the Wilson-Martínez home since she was 5 years old. By the time she was 16, she was the family cook. There were many daughters in that family, and some never married. Why didn't they cook? Well they were a family of financial means, and now it was time for Consolación to do something for the family that raised her. It could have also been a way that Consolación could remain a part of the family, even though she was of marrying age already.

There was a fine line between a pineksai becoming a muchåcha (or kosinera). Perhaps in this case they never considered Consolación a muchåcha. She was a part of the family, to some degree, since age 5.



The Greek Alexander Veneziano and his Chamorro wife, Ana Guerrero, in 1908

Just one of many examples was Alexander, or Alejandro, Veneziano. A Greek who came to Guam as a Navy musician, he settled on island, marrying a Chamorro lady and opening some businesses.

He had the money to hire several muchåcha and muchåcho.

To assist his wife, there was Carmen "Deche," whose formal name was Carmen Ulloa Acosta; and Rosa Reyes Borja from Malesso'. They were 19 and 17 years old respectively in 1911.

His own muchåcho was José Salas Crisóstomo, 27 years old in 1907.

These were only some of the domestic help Veneziano hired over the years.


VERSIÓN EN ESPAÑOL
(traducida por Manuel Rodríguez)


                            
MUCHACHA

La gente de todo el mundo ha empleado servidumbre doméstica durante mucho tiempo, desde que hay registros históricos.

Bajo la colonización española en las Islas Marianas, es cierto que tanto las autoridades civiles como las eclesiásticas emplearon sirvientes domésticos.

De hecho, nuestra palabra chamorra para "monaguillo", tanores, proviene de Filipinas, donde los tanores eran sirvientes de los sacerdotes y de los funcionarios del gobierno.
Pero para el siglo XIX, tenemos evidencia histórica de que las familias con dinero empleaban muchåcha (mujeres) y muchåcho (hombres) para todo tipo de servicios. Estas dos palabras están tomadas del español y significan "niña" y "niño". Estos términos se usaban para los empleados domésticos, incluso si eran adultos, por lo que algunas personas encontraban a veces los términos degradantes.

Una réplica común en los viejos tiempos cuando alguien era demasiado mandón consistía en dispararles un…

"¿Kao muchachå-mo yo '?"
("¿Soy yo tu sirvienta?")

La muchåcha generalmente acompañaba a la mujer de la casa y lavaba, planchaba, cosía, limpiaba el hogar y cuidaba a los niños. A menudo, una cocinera pagada (kosinera) preparaba las comidas, pero una muchåcha también podía hacer algo de eso. La descripción del trabajo era acordada de antemano por el åmo o åma y el muchåcho o muchåcha.

Un muchåcho generalmente acompañaba al hombre de la casa, con frecuencia en su rancho, y hacía más el trabajo físico de la granja. Alrededor de la casa, él hacía también reparaciones o trabajo pesado en las tareas domésticas. A menudo, el trabajo del muchåcho era simplemente acompañar a su åmo, sosteniendo su sombrero, abriendo puertas, etc. Los salarios eran acordados por ambas partes y podían reducirse, si el sirviente vivía en la casa del amo, a comer de la mesa de éste.

En ocasiones, una muchåcha o muchåcho de alguna manera se unía más estrechamente al esposo, la esposa, a ambos o a la familia en general. Si se desarrollaba algún tipo de vínculo personal y la relación continuaba por algún tiempo, el hombre o la mujer podían llamar al sirviente lahi-ho o hagå-ho ("mi hijo" o "mi hija") y entonces significaba que había ascendido en comparación con los sirvientes domésticos. Algunas veces estas relaciones perduraron hasta la muerte.

Nunca hubo escasez de personal. Siempre hubo jóvenes de familias pobres o numerosas (de una docena de niños, por ejemplo) que buscaban formas de ganar dinero, eran jóvenes sin habilidades que podían ofrecer únicamente trabajo doméstico o agrícola. A veces, los sirvientes eran reclutados por familias de Hagåtña en las aldeas del sur.
A veces sucedía que un niño o niña era criado por otra familia. A veces había algunos lazos de sangre, a veces no.

El niño o niña era el “pineksai”, criado (poksai) por esta nueva familia.

A menudo, a medida que el niño o niña crecía, se le asignaban responsabilidades domésticas. Consolación Taitano Santos, por ejemplo, se crió en la casa de Wilson-Martínez desde que tenía 5 años. Cuando tenía 16 años, fue la cocinera de la familia. Había muchas hijas en esa familia, y algunas nunca se casaron. ¿Por qué no cocinaban? Bueno, eran una familia de medios económicos, y ahora era hora de que Consolación hiciera algo por la familia que la había criado. También podía haber sido una forma para que Consolación pudiese seguir formando parte de la familia, a pesar de que ya estaba en edad de casarse.

Había una fina línea entre un “pineksai” que se convertía en muchåcha (o kosinera). Quizás en este caso nunca consideraron a Consolación como una muchåcha o sirvienta. Ella era parte de la familia, hasta cierto punto, desde los 5 años.

Uno de los muchos ejemplos fue Alexander o Alejandro Veneziano. Un griego que llegó a Guam como músico de la Marina, se instaló en la isla, se casó con una dama chamorra y abrió algunos negocios.Tenía el dinero para contratar varios muchåcha y muchåcho.

Para ayudar a su esposa, estaba Carmen "Deche", cuyo nombre formal era Carmen Ulloa Acosta; y Rosa Reyes Borja de Malesso '. Tenían 19 y 17 años respectivamente en 1911. Su propio muchåcho fue José Salas Crisóstomo, de 27 años en 1907. Éstos fueron solo algunos de los servicios domésticos que Veneziano contrató a lo largo de los años.





1 comment:

  1. The word evolved into someone who works hard. “Bumuchacho”

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